La energía biomasa emerge como una fuente renovable de gran potencial para el desarrollo rural, brindando una alternativa energética que no solo reduce la dependencia de los combustibles fósiles, sino que también contribuye al bienestar económico, social y medioambiental de las comunidades rurales. Esta fuente de energía, obtenida a partir de residuos orgánicos como la madera, restos agrícolas, estiércol o residuos de alimentos, tiene un papel fundamental en la transición hacia un modelo de desarrollo más sostenible y autosuficiente en el ámbito rural.

En este contexto, la biomasa puede convertirse en un motor para la transformación y el progreso de las zonas rurales del que cada vez podemos ver más ejemplos que demuestran cómo esta solución integral beneficia en la calidad de vida de la comunidad al mismo tiempo que preserva el medio ambiente y genera impacto económico en el territorio.

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