Homenaje femenino al Trenico, el Ferrocarril Vasco Navarro

El Ferrocarril Vasco Navarro ha vuelto a cobrar vida a través de los recuerdos de siete mujeres de Tierra Estella cuyas historias de vida han estado ligadas al “Trenico”.  Mujeres guardabarreras, hijas de trabajadores del tren y usuarias de los pueblos de la comarca, han ofrecido su testimonio para recuperar, con una mirada femenina, la memoria histórica del ferrocarril que unía Estella/Lizarra con Vitoria-Gasteiz.

Eva Ruiz de Melo (Teder), Ana Belén Sáinz de Murieta (Vicepresidenta de la Asociación Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro), Itziar Luri (Labrit Patrimonio), Pilar y Ana Abaigar Diaz (naturales de Zúñiga y protagonistas del proyecto), junto a familiares del resto de mujeres protagonistas.

La Asociación Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro, con la colaboración de la Asociación Teder, y el Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) ha presentado esta mañana en Estella el trabajo de “Recuperación de memoria de las mujeres protagonistas del ferrocarril vasco navarro”. El estudio, realizado por la empresa Labrit Patrimonio, reconoce, por un lado, la importancia del ‘trenico’ en el desarrollo socio económico de Tierra Estella y, por otro, “el papel que el ferrocarril jugó en la vida de las mujeres rurales, puesto que algunas trabajaron con carácter pionero como jefas de estación, guardabarreras o “guardesas” y en funciones de administración”, en palabras de Ana Belén Sáinz de Murieta vicepresidenta de la Asociación Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro.

También recalcó que “este trabajo reconoce a las mujeres que trabajaron en el tren y deja patente el importante papel que tuvo el ferrocarril en la socialización y el camino hacia la igualdad de las “mujeres de Tierra Estella”. En este sentido, quiso agradecer la colaboración en dicho proyecto del Instituto Navarro para la Igualdad (INAI).

Itziar Luri gerente de la empresa Labrit Patrimonio ha explicado que, además de estos siete testimonios específicos, “hemos llevado a cabo un vaciado del Archivo del Patrimonio Inmaterial de Navarra (Navarchivo), seleccionando aquellos testimonios de todo Navarra que hacían referencia al ferrocarril”.

En el acto de presentación, han estado presentes algunas de las mujeres que han aportado su testimonio y han contado sus vivencias personales y las anécdotas que dejo el ferrocarril en sus vidas. El listado total de las mujeres participantes lo componen Julita Chasco Zugasti (Acedo), M.ª Puy Goicoechea Velasco (Estella-Lizarra), Luisa Garrués Rodríguez (Estella-Lizarra), Rosario Lana Salinas (Murieta), las hermanas Pilar y Ana Abaigar Diaz (Zúñiga) y Josefina Arróniz García (Zúñiga).

Las mujeres del trenico

El estudio refleja el carácter diferencial del ferrocarril vasco navarro en el empleo y contratación de mujeres. Josefina Arróniz García de Zúñiga todavía tiene en la memoria a Clara, la jefa de la estación. Rosario Lana de Murieta recuerda que “la jefa de la estación tocaba un silbato cuando tenía que partir el tren y se encargaba de distintas tareas como la de bajar las barreras automáticas”.

Puy Goicoechea Velasco ahonda en el papel femenino “En esa época no había mujeres maquinistas, pero sí “guardabarreras” y "lava coches" que limpiaban el vagón al final del trayecto”. El “trenico” también fue vía de transporte para el estraperlo en la posguerra. En palabras de Julita Chasco “la mayoría eran de Vitoria, solían llevar la harina escondida en el corsé. Cuando entraba la guardia civil en el tren se cambiaban de vagón. Si les pillaban tenían que tirar lo que llevaban por la ventanilla”.

El Ferrocarril Vasco-Navarro es, sin ninguna duda, la línea férrea de vía métrica más importante que nunca ha existido en la Península Ibérica. Sus 143 kilómetros de vía electrificada y completamente automatizada hicieron de él uno de los trenes más modernos de Europa en los años treinta. Fue con mucho, la línea con más movimiento que tenía la Explotación de Ferrocarriles por el Estado.

Las hermanas Ana y Pilar Abaigar de Zúñiga, como la mayoría de los habitantes de la comarca, nunca entendieron su cierre en diciembre de 1967. “Cambió totalmente la vida de Zúñiga. Muchas familias se fueron a vivir a Vitoria y a Estella, prácticamente el pueblo se despobló y se quedó muy triste. Además, de seguido, cerró la serrería que daba mucho trabajo al pueblo”. La estellica Luisa Garrués comparte esa sensación de tristeza “Hubo incluso protestas para evitar el cierre del tren.”

Todas ellas dejan constancia de que el “Trenico” cumplía una importante labor social, pues interconectó a las comarcas, entre ellas Tierra Estella, por donde transcurría de una forma que, después de su cierre, se resintieron brutalmente, sobre todo las capas más humildes.

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